No cabe duda de que el tiempo no pasa en balde para nadie y las habilidades y destrezas que antaño eran usuales y fáciles, con la edad comienzan a resentirse. No nos extrañamos cuando tenemos que repetirle varias veces alguna cosa a una persona mayor teniendo que elevar en ocasiones el tono de voz. Pero, ¿te has preguntado alguna vez porqué perdemos oído con el paso de los años? Damos por sentado este tipo de cuestiones sin preguntarnos los motivos de estas circunstancias, por ello y por la posibilidad de adaptar esto a la prevención en una edad más temprana a la vejez, te presentamos las claves a ésta pregunta.

¿Cómo oímos?
Para entender el proceso degenerativo de la audición, vamos a realizar un pequeño acercamiento al mecanismo de oír en sí, para poder entender mejor las causas que producen este decrecimiento sensorial. Cualquier sonido produce ondas sonoras que se introducen en el canal auditivo haciendo vibrar el tímpano, este temblor se transmite a los huesos del oído medio que, a su vez, trasmiten las vibraciones a las células ciliadas auditivas del oído interno. En ese lugar, las vibraciones se convierten en estímulos eléctricos que se envían al cerebro siendo interpretados como lenguaje, música, ruidos cotidianos…
Causas del deterioro de la audición
Una vez que hemos conocido a grosso modo el proceso de escucha, es el momento de centrarnos en cuáles son las causas orgánicas que hacen que éste desgaste se produzca. La principal causa de la pérdida de audición es la presbiacusia, una patología asociada a la edad que actúa de forma lenta y progresiva, a medida que ésta avanza aumenta la dificultad de diferenciar palabras influyendo negativamente en sus habilidades sociales generando en los afectados estrés, vergüenza, ansiedad y frustración. La enfermedad afecta en un principio a la percepción de sonidos agudos, como voces de niños, los sonidos “z” y “s” apenas de perciben y poco a poco también afecta a la captación de los sonidos medios y graves.

Prevención y soluciones para mejorar la audición
La pérdida de audición se va originando a partir de los 30-40 años y empeora, como hemos indicado con la edad, pese a ello hay factores de riesgo que podemos evitar para retrasar este desgaste en las funciones del oído. Más allá de factores genéticos o enfermedades infecciosas, existen agentes medioambientales con los que todos convivimos y que, evitándolos o reduciéndolos, pueden hacernos ganar años de salud auditiva en el futuro.
El principal factor al que diariamente estamos expuestos de forma incluso desapercibida, es el ruido. Altos decibelios que nos afectan mientras trabajamos, con el tráfico, con aparatos tecnológicos, ruido ambiente y ruido de fondo de personas hablando en bares y restaurantes al que nos acabamos habituando. Evitando espacios ruidosos e intentando bajar el volumen de la televisión o la música, haremos que el impacto en la pérdida de audición sea menor y menos prematura.
Si hablamos de las soluciones una vez que las causas comienzan a ser visibles, el uso de un audífono es el remedio definitivo. Se trata de un aparato electrónico que amplifica ciertos sonidos y se coloca dentro de la oreja o detrás, su uso es fácil y con el hábito acaba convirtiéndose en algo confortable, sobre todo tras beneficiarse el paciente de sus beneficios. La cuestión en este caso, será dar con el modelo que mejor se adapte al tipo de problema y a las necesidades de la persona en particular.